/ Cuidados .
EL ORIGEN
Las plantas de interior no existen. Los humanos, como no podía ser de otra manera, metimos en nuestros interiores plantas que evolucionaron en la naturaleza. Y en ella, no existen los interiores.
Las plantas que podemos incorporar en nuestras casas, son las que toleran el tipo de iluminación y humedad que nuestros interiores pueden aportarle.
Las plantas “de interior” provienen de los bosques o selvas tropicales y subtropicales del mundo. En esos ambientes existe un dosel forestal, las copas de los árboles, que tapa la luz directa. Dado que esta luz no llega a tocar el suelo, el agua tarda más tiempo en evaporarse, y por ende, hay alto grado de humedad ambiental y luz indirecta.
Lo más interesante y lógico, es que en nuestras casas debemos emular esas condiciones naturales para la mayor felicidad de nuestras plantas.
En este sentido, saber el nombre científico de las plantas es nuestra mejor herramienta para recrear estos ambientes. Los nombres vulgares, como “lazo de amor”, mutan y se cruzan en diferentes plantas. Los nombres científicos de las plantas se determinaron en latín, porque al ser una lengua muerta se mantendrá inmutable en el tiempo.
Teniendo su nombre científico, podemos buscar el lugar de origen y los cuidados específicos de cada planta, y aprender de qué familia proviene.
RIEGO
El mejor indicador de cuándo regar es nuestra experiencia. La enorme mayoría de las plantas “de interior” prefieren que su sustrato seque completamente entre riegos. Para poder determinarlo, nuestra recomendación va a ser siempre hundir los dedos en el sustrato, sentirlo. La especie de la planta, el tamaño y material de la maceta, el sustrato, la cantidad de luz que recibe, y la temporada son variables que cambian muchísimo la periodicidad del riego, por eso no vamos a indicar nunca “regar cada 3 días”.
Con el tiempo, sentir el sustrato de cada una de nuestras plantas nos va a hacer acumular experiencia sobre las necesidades individuales de cada una, y nos va a hacer disfrutar de un tiempo con ellas.
A rasgos generales recomendamos, cada 5 días en verano y una vez cada 10 días en invierno, sentir el sustrato de todas las plantas y determinar cuáles requieren riego. Cuando decidamos que es momento de regar hacerlo profusamente, verificando que no quede agua encharcada y que desagüe por el agujero de la maceta el excedente de agua.
Cuando decimos agua encharcada, nos referimos cuando el agua queda estancada en la superficie del sustrato y no baja, o bien queda en el fondo y no desagua. Si pasa esto, es importante revisar si el sustrato es correcto, probablemente esté compactado. Podes chequear la sección “sustratos” para más información.
Podemos dividir nuestras plantas “de interior” en tres preferencias: las que quieren que su sustrato seque entre riegos, las que prefieren un sustrato ligeramente húmedo, y las que necesitan una humedad en el sustrato de manera constante.
Los philodendrons, potus, draceanas, chamaedoreas, aspidistras, monsteras, hoyas, senecios, ficus, alocacias y singonios, son solo una parte de todas las plantas que prefieren que su sustrato seque bien entre riegos. Esto puede suceder en 3, 7 o 14 días, no importa. Únicamente vamos a regarlas cuando su sustrato haya secado.
Los ctenanthes, calatheas y algunos helechos, prefieren que su sustrato se mantenga ligeramente húmedo. Esto quiere decir que vamos a regar profusamente, como siempre, cuando notemos que el sustrato está casi seco.
Y por último, hay algunos helechos que van a preferir un sustrato húmedo constantemente. Para identificarlos y no pasarnos de riego, recomendamos esperar a regar hasta que notemos un síntoma de falta de agua, identificar cuán seco está el sustrato en ese momento, y la próxima vez regar antes de esa instancia.
Cuando empiece el otoño, las plantas van a entrar en un stand-by: detendrán o desacelerarán su crecimiento, y por las bajas temperaturas el agua se evaporará más lento. Por esto, es crucial que ajustemos nuestro riego. El criterio es siempre el mismo, el del sustrato, pero va a suceder menos a menudo.
OTRAS FORMAS DE REGAR
Hay algunas particularidades que hace conveniente regar de otras maneras a algunas plantas.
El helecho platycerium, o cuerno de alce, al tener frondes estériles, es decir hojas superficiales que tapan su sustrato, es conveniente regarlo por inmersión. Llenamos un balde de agua, y hundimos nuestra planta hasta que deje de burbujear. Las burbujas son el aire que estaba entre las raíces.
En el caso de las suculentas, como el senecio rowleyanus, o rosario, es importante que el riego no toque sus hojas esféricas, que el agua toque el sustrato.
Muchas plantas, especialmente los helechos, van a estar agradecidas de ser regadas en la ducha, así también limpiamos sus hojas y aumentamos la humedad ambiental, emulando el riego en la naturaleza.
Las plantas que prefieren un sustrato húmedo, a veces es conveniente regarlo por capilaridad. Es decir que vamos a apoyar nuestra maceta en un bowl o plato con agua, y lo vamos a dejar unos 30 minutos hasta que notemos que el agua llegó a la parte superior del sustrato. El agua asciende por el fenómeno de capilaridad. Es importante que el agua del bowl alcance la altura de la mitad de la maceta.
FALTA O EXCESO
No es falta de calcio, ni de hierro, ni de potasio. Nada de poner cáscara de huevos o pedazos de banana arriba de la tierra. No nos pongamos creativos, que el problema es nuestro.
El 90% del stress que aqueja a nuestras plantas es por nuestra responsabilidad, es por el riego. Y, lamentablemente, los síntomas de la falta y el exceso de agua son muy similares. Para identificar el problema lo más eficiente es pensar cómo fueron los últimos riegos que le dimos.
La falta de riego, sin llegar a niveles extremos, no es tan grave. Vamos a ver puntas de las hojas secas, la planta va a desechar las hojas más viejas, por lo que las vamos a ver amarillas. Se ponen de ese color porque la planta está mudando los nutrientes para aprovecharlos, es un proceso que se llama senescencia. Si no nos genera gran rechazo, es conveniente dejar que termine este proceso y no cortar las hojas amarillas, ya se secarán y caerán solas.
Otro síntoma de la falta de riego en muchas plantas, es que todas las hojas se verán lacias, o “tristes”, o curvadas. Si sabemos que no le damos atención hace mucho tiempo, y el sustrato está sequísimo, dimos en el clavo: es falta de agua. La regamos profusamente y la planta debería volver a su estado normal a las 24 horas. Las puntas secas o las hojas amarillas no se recuperarán.
El exceso de riego, por otro lado, mata a nuestras plantas. Las raíces respiran, y un sustrato húmedo por mucho tiempo asfixia las raíces de muchas plantas, se llama “asfixia radicular”. Si las raíces, o una parte de ellas, se pudrieron, una consecuencia directa es que el resto de la planta no puede hidratarse, por esto es que las hojas pueden estar lacias, y tener un aspecto “triste”, muy similar a la falta de agua.
El síntoma más grave y visible es la pudrición: tallos y raíces negros y blandos. Moscas rondando el sustrato, y manchas en las hojas, un aspecto lacio o triste en el follaje.
Si estamos ante la duda, podemos revisar las raíces de la planta para verificar si están podridas, pero esto le generará más stress a la planta del que ya tiene. Por esto, recomendamos revisar el sustrato antes de regar y, ante la duda, no hacerlo y revisar en los próximos días.
En resumen, para determinarlo es mejor revisar mentalmente los últimos riegos que le dimos y la humedad del sustrato actual para no meter mano y empeorar la situación.
Si en el último riego que le dimos el sustrato no había secado, probablemente nos hayamos pasado.
AMIGOS DEL EXCESO DE RIEGO
Un sustrato nutritivo siempre es materia orgánica en descomposición. Si a esto le sumamos una continua humedad, esto incentiva la aparición de pequeñas moscas volantes superficiales o la aparición de hongos con forma bien evidente, de unos 3 cm de alto. Ninguno de los dos le hace mal a nuestra planta, pero son reflejo de que el sustrato está muy húmedo. Si no es una planta que lo requiera, deberíamos ajustar nuestro riego.
Además, un sustrato continuamente húmedo hace más probable la proliferación de otro tipo de hongos en las plantas, que se evidencian en general en el follaje, y pueden llegar a matar a nuestra planta.
HUMEDAD
La humedad es algo tan importante a considerar como la luz, el sustrato y el riego. Los ambientes que dieron origen a las plantas tienen un altísimo grado de humedad y, sin embargo, en nuestras casas la humedad relativa puede llegar a ser un 50% menor.
Los ctenanthes, calateas, marantas, stromanthes y helechos en general son susceptibles a la falta de humedad.
Para aumentar la humedad relativa del ambiente podemos pulverizar regularmente, dos veces al día en verano, el follaje de las plantas. El agua se evaporará a los minutos, no es muy efectivo.
Otra manera, es agregar varios frascos de boca ancha con agua alrededor de las plantas. Mientras más mejor.
También, se puede apoyar la maceta sobre un plato con agua y piedras, teniendo cuidado que la base de la maceta no entre en contacto con el agua. Queremos que esa agua del plato se evapore y aumente la humedad ambiente, no regar.
La manera más efectiva, y tangible, de aumentar la humedad relativa es poniendo un humidificador de vapor caliente varias horas al día.
SUSTRATO
Las plantas en maceta solo podrán adquirir nutrientes de la porción de sustrato que nosotros podamos aportarle, por lo que es importante que sea nutritivo.
Además, necesitamos que sea aireado y evite la compactación, para que las raíces respien y puedan desarrollarse, y para que el agua no se encharque y desagüe correctamente.
También buscamos un sustrato con el PH correcto para nuestras plantas, ligeramente ácido. Vamos a desarrollar algunos sustratos, y algunas mezclas para cada tipo de planta.
COMPOST
El compost es materia orgánica en descomposición. Es una instancia anterior a la tierra negra. Un buen compost tiene buen olor, es oscuro y tiene elementos de distinta granulometría, de distinto tamaño, por lo que mejora la aireación. Va a ser la base del sustrato que sugerimos.
No se trata del compost casero que podemos hacer con lombrices, sino que es un compost hecho con materia vegetal como ramas y hojas. Por otro lado, el lombricompost es ideal para fertilizar.
PERLITA
Es un mineral expandido a altas temperaturas, es liviano y mejora las propiedades de aireación. No aporta nutrientes, y tiene un PH neutro e inerte. Es un material que explota un recurso natural. Es ideal para plantas que prefieren que su sustrato seque entre riegos.
VERMICULITA
Es un mineral del grupo de las micas. A diferencia de la perlita, es capaz de retener la humedad y los nutrientes de la planta. La vermiculita puede contener potasio, calcio, magnesio y amonio.
La vermiculita puede retener más agua que la perlita. Su retención de agua hace que sea buena para el crecimiento de las plantas, reteniendo los nutrientes para que las plantas puedan asimilarlos. También tiene un PH neutro e inerte y es un material que explota un recurso natural. Es ideal para plantas que prefieren un sustrato ligeramente húmedo.
TURBA
En nuestro país tenemos una gran reserva de turba, con un ecosistema propio. Es un recurso no renovable, al menos no lo es en el corto plazo. Te lo comentamos para que la conozcas, pero recomendamos su reemplazo por la pinocha.
No aporta nutrientes, pero sí un excelente drenaje y el PH ácido que necesitan el general de las plantas “de interior”. Es un material orgánico y rico en drenaje.
PINOCHA
Es un sustrato compuesto por hojas o acículas de pino, mezclado con otros sustratos evita la compactación del suelo, favorece la aireación, crecimiento y desarrollo de las raíces. Se utiliza en plantas de interior y de exterior que requieren suelos ácidos. Hacete amigx y reemplazá la turba por pinocha.
HUMUS LOMBRIZ
Es el resultado de la descomposición de materia orgánica por parte de las lombrices. La sagrada caca de las lombrices. Es un fertilizante natural, orgánico, de pH neutro, carece de olor, es fresco y suave al tacto, de textura similar al café en polvo.
Contiene de 250 a 300 millones de elementos vivos, por lo tanto actúa como un regulador y regenerador de suelos.
Tiene los 3 macronutrientes que necesitan las plantas: nitrógeno, fósforo y potasio. Estos macronutrientes conforman el 70% de la nutrición de las plantas. Aumenta la flora microbiana, recupera suelos agotados y se puede diluir en agua para utilizarse como un fertilizante, podés encontrar más información en esa sección.
Al armar nuestro propio sustrato, vamos a asegurarnos de la calidad del mismo. Tener este conocimiento, nos va a dar la libertad de modificar los porcentajes de cada ingrediente para cada planta. También pueden ser modificados según nuestros hábitos. Si sabemos que somos de los que están encima a las plantas, un mayor porcentaje de perlita y menor de pinocha, nos va a ayudar a evitar excesos de riego.
Te compartimos algunos porcentajes sugeridos para armar un sustrato balanceado, aireado y nutritivo para las plantas. Cada persona tiene su receta, si querés sugerirnos un aporte, contactanos.
PLANTAS “DE INTERIOR”
40% compost +
30% pinocha +
10% humus +
10% / 20% perlita +
10% / 20% vermiculita
HELECHOS, CALATHEAS, CTENANTHES Y MARANTAS
30% compost +
40% pinocha +
10% humus +
20% vermiculita
CACTUS Y SUCULENTAS
30% compost / tierra mejorada +
30% arena de rio +
20% pinocha +
20% perlita
LAS PLANTAS Y EL pH DEL SUELO
El pH es una medida de acidez o alcalinidad. El pH indica la concentración de iones de hidrógeno presentes en determinados medios. La sigla significa potencial de hidrógeno.
El agua corriente que recibimos en nuestras casas no es el ideal, por más que sea potable.
Como todos los medios, el agua tiene un pH que podemos determinar como ácido, neutro o alcalino. El agua que recibimos, más allá del cloro, tiene muchos minerales y calcio, lo que la hace alcalina, o “dura”.
A rasgos generales, por provenir de ambientes tropicales y subtropicales, las plantas “de interior” prefieren un sustrato ligeramente ácido. Un pH incorrecto en el sustrato de nuestras plantas, muy ácido o muy alcalino, inhibe la absorción de ciertos nutrientes. Un sustrato muy alcalino inhibe la absorción de hierro, y uno muy ácido, de fósforo.
Si bien hay especies que toleran más estos cambios, hay algunas más susceptibles, como las dracaenas y chamaedoreas, el “palo de agua” es un ejemplo. Si después de tenerlas con nosotros algunos meses, notamos unas manchas amarillas puntuales y redondas distribuidas en las hojas nuevas y el crecimiento se detiene, es posible que el pH de nuestro riego esté modificando el del sustrato.
El compost ayuda a absorber estos cambios y disminuir las repercusiones en las plantas.
Si te es posible acumular agua de lluvia en tu patio o terraza, es el agua ideal para regar.
Y si sos de los nuestros, los que vivimos con balcón, podemos recomendar llenar botellas o baldes y dejar 24 hs para que el cloro se evapore. Suponiendo que esto funciona, podés elegir botellas de vidrio que te gusten, aunque es más efectivo que haya más superficie de agua en contacto con el aire, como en un balde.
Si querés ser más especificx, podés comprar un medidor de pH del agua, es económico y se compra en acuarios.
Además, al agua de riego de nuestras plantas, se le puede agregar unas gotas de vinagre o limón, esto acidifica el agua.
Un reflejo de los minerales, calcio y cal que contiene el agua de riego son las manchas blancas que empiezan a aparecer en los bordes interiores, o paredes exteriores de las macetas de nuestras plantas. Si querés las podés limpiar con agua con vinagre, aunque estéticamente a nosotros nos gusta.
ENMIENDAS Y FERTILIZANTES ORGANICOS
Los principales elementos minerales que necesitan las plantas son el nitrógeno, el fósforo y el potasio, éstos conforman el 75% de los nutrientes que necesitan. El nitrógeno es usado por las plantas para producir hojas y mantener un buen color verde, el fósforo es usado para formar nuevas raíces, producir semillas, frutos y flores, y el potasio para desarrollar tallos fuertes y mantener un rápido crecimiento.
Las raíces de las plantas pueden asimilar más rápidamente los fertilizantes líquidos que los sólidos, porque los nutrientes están disponibles desde el inicio.
Si queremos fertilizar, es importante hacerlo en la época de crecimiento de las plantas, y evitar hacerlo en otoño e invierno. Te dejamos acá unos fertilizantes naturales que podemos preparar y usar en nuestras plantas, evitando el uso de químicos.
ENMIENDA DE HUMUS
Se trata simplemente de poner un puñado de humus de lombriz sobre el sustrato de las plantas, e inmediatamente después regar. Es importante que lo hagamos únicamente cuando la planta necesita ser regada. Podemos usarlo en todo momento, para mejorar el suelo, o luego de trasplantes.
HUMUS LÍQUIDO
Ayuda a hacer más asimilables los nutrientes del humus de lombriz. Mezclar en un contenedor no metálico 100 gr de humus de lombriz y 1 lt de agua tibia. Dejar estacionado a la sombra, revolviendo regularmente, por 12, 24 o 48 hs. Se tiene que ir desintegrando el humus. Filtrar con una tela y no diluir. Aplicar después de regar con agua.
RESIDUOS ORGÁNICOS LÍQUIDO
Vamos a guardar en una bolsa en la heladera residuos de frutas y verduras por una semana, evitando los cítricos. Poner a hervir los residuos 10 minutos en una cacerola con agua. Colar. Usar como agua de riego.
ENRAIZANTE CON AUXINAS
Vamos a usar las auxinas, hormonas, de lentejas para preparar un enraizante, ayudando a la planta a desarrollar su sistema radicular. Dejamos en remojo lentejas por 3 días, hasta que empiecen a germinar. Procesamos junto con agua de remojo. Filtramos con colador no metálico. Se puede usar una bolsa para leches vegetales, o cualquier tela. El líquido resultante es una hormona de enraizamiento orgánico. Diluir con 4 partes de agua. Usar como agua de riego.
TÉ DE BANANA
Ponemos a hervir por 15 minutos, 1 litro de agua con 4/5 cáscaras de banana troceadas. Dejamos enfriar, colamos y diluimos el té con 3 litros de agua. Usar como agua de riego.
HELECHOS
Amamos los helechos. Son probablemente las plantas más antiguas sobre la tierra y su procedencia cambia según la variedad. Cada clase de helecho tiene hojas completamente distintas, existen helechos de hojas, llamadas frondes, chiquitas y casi triangulares como las del adiantum, o culantrillo; largas y anchas como la del asplendium, o nido de ave; gruesas y cubiertas por una pelusa blanca, como las del amado platycerium, o cuerno de alce.
Todos estos helechos tienen en común que no dan flores, necesitan mucha humedad y no soportan el sol directo. Los helechos no florecen porque desarrollaron una forma increíble de reproducción, mas primitiva. Tienen unos puntitos fructíferos en el revés de sus hojas llamados soros. Estos soros contienen esporangios y los esporangios contienen esporas. Cuando el helecho está maduro y el aire está bastante seco, estas esporas estallan y se dispersan con las corrientes de aire. Como un polen, estas esporas cuando se juntan en un sustrato húmedo son capaces de producir variantes de helechos.
Sus cuidados son un poco más específicos que otros tipos de plantas que podemos tener en nuestros interiores. Requieren un sustrato húmedo o ligeramente húmedo, es decir regar con más frecuencia. Esto también significa que tenemos que aprender las preferencias de cada uno.
Necesitan alta humedad relativa, que no es riego, podés encontrar más información en la sección humedad.
PLANTAS VARIEGADAS
Las plantas variegadas son las que sus hojas no son por completo verdes, sino que tienen partes blancas o de otros colores, amarillas o rojas, y esto pasa porque el pigmento de clorofila no está presente en toda su superficie.
Las formas variegadas son el resultado de una mutación inicial de las células de un meristemo que forman algunas células incapaces de sintetizar el pigmento verde clorofila. Aunque ciertas especies, como algunas begonias, pueden ser variegadas a causa de efectos reflectantes, y no por contar con menos clorofila.
Los colores variegados, tan deseados, existen mayormente por cuestiones genéticas, o errores. Una variegación blanca es el resultado de una falta de capacidad de la planta para producir cualquier tipo de pigmento en esa área. Una variegación amarilla refleja una menor producción del pigmento verde clorofila.
Las plantas son autótrofas, esto es que producen su propio alimento. Y lo hacen a través de la captación de la luz por el pigmento de clorofila. Cuando una planta es variegada, puede producir captar menos luz, por ende producir menos alimento. Las plantas variegadas tienen las de perder genéticamente, por más increíbles se vean.
Por esto las necesidades de luz de estas especies son particulares, las partes verdes deben absorber la cantidad suficiente para generar energía para sí mismas y para las de otros colores que no pueden hacerlo. Si no reciben suficiente luz, lo más probable es que las nuevas hojas sean cada vez más verdes.
Algo muy interesante, es que si una planta variegada se propaga por semilla, es decir sexualmente, se pierde esa característica, siendo obligada la propagación asexual, es decir por esquejes de la planta madre.
Ahora, para elegir la mejor planta variegada en esa ruleta genética, la respuesta responde bastante a la lógica. Tenemos que elegir la que tenga las hojas con colores balanceados, que el blanco y verde esté repartido en sus hojas y evitando los plenos de blanco en la mitad o toda la hoja. La planta siempre selecciona qué hoja perder, o qué puntas sacrificar y secar. Lo primero que la planta va a descartar ante cierto estrés son las partes blancas, porque no le proveen alimento.
Si bien tenemos que darle la mayor luz indirecta que podamos aportarle, puede pasar que los colores variegados simplemente se pierdan, sin razón aparente, o bien que aumente el porcentaje de blanco. Bienvenidxs al apasionante juego de la ruleta variegada.